Si hago un recorrido pensando en los teléfonos recuerdo la emoción de tener un teléfono fijo en casa, ni hablar cuando salió el teléfono inalámbrico que podías llevarlo a tu habitación y hablar con alguna amiga que tuviera teléfono fijo en casa, claro.
En medio de mi estudio universitario logré tener mi primer celular "chiquito", al que le daba uso siempre y cuando le cargara una tarjeta. Y sino, venía bien para jugar a los jueguitos mientras viajaba en el colectivo.
Luego, de adulta, pese a la renovación de los teléfonos y al uso (retrasado) de redes sociales, la frecuencia del uso y el entusiasmo fue disminuyendo. Creo que, hasta el día de hoy, prefiero la comunicación real (sin nada que la esté mediando) y hojear un libro recostada en el sillón.
Espero, en el transcurso de este tiempo, encontrar la complementación perfecta entre comunicación real y comunicación virtual para poder trasladar esta experiencia no sólo al aula, sino también a mi cotidianidad, entendiendo que las TIC´s han venido para quedarse.
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